Las fallas que experimentan los puentes y estructuras, que son los elementos que demandan la mayor inversión por unidad de longitud de camino, requieren de reparaciones que muchas veces resultan técnicamente complejas y que interfieren el tránsito usuario por períodos prolongados. Un puente es una de las partes más costosas de una infraestructura de transporte, y una falla es normalmente muy perjudicial. Cuando una avenida destruye un pavimento, muchas veces se puede reabrir al uso rápidamente rellenando el hueco con rocas, piedras y suelos; si queda inhabilitado a causa de un derrumbe, en la mayoría de los casos se puede construir un desvío temporal. Por el contrario, la falla de un puente es inicialmente muy peligrosa, su efecto muy destructor y su reemplazo costoso y lento.
Las condiciones señaladas son suficientes para caracterizar el mantenimiento de estas obras como una de las labores fundamentales en la administración de una red vial. Ello implica una inspección regular y acuciosa para detectar falencias y programar oportunamente las correcciones y mantenimientos necesarios.
Los programas de mantenimiento de puentes deben diseñarse para preservar la inversión en las estructu- ras, así como para proveer niveles constantes de seguridad y comodidad a los usuarios de la vía. El mantenimiento rutinario por lo general alcanza estos objetivos, en tanto que las reparaciones de mayor envergadura deben plantearse
y programarse de acuerdo a la información que se obtiene de las inspecciones regulares.
Existen y se construyen puentes de muchos tipos distintos, algunos de características muy especiales que obligan a ajustar el mantenimiento a una rutina propia o muy particular. En este Volumen del Manual se define el mante- nimiento de las estructuras que más comúnmente se construyen en el país, sin perder de vista que muchas de las reparaciones deben ser especificadas por Ingenieros Especialistas. No obstante, el personal habitual de mantenimiento vial debe estar capacitado para remediar las fallas que no afectan la estabilidad de la obra y cuya reparación prolonga la vida útil de la estructura; así mismo ese personal debe estar capacitado para detectar deterioros y daños que requieran de la participación de especialistas.
En general, los daños de tipo estructural, como grietas y fisuras, que afectan los elementos principales de la obra (vigas, losas, muros, etc.), requieren la participación de especialistas que estudien y definan las causas de la falla y especifiquen su reparación. A su vez, las fallas menores que afectan la serviciabilidad aún cuando no la estabilidad, como las barandas en mal estado, barbacanas obstruidas, apoyos sucios, cauces embancados, corrosión incipiente de elementos metálicos, pavimento con baches, etc., pueden y deben ser reparados por los equipos habituales de mante- nimiento, antes que pasen a comprometer en forma más severa la estructura.
Las condiciones señaladas son suficientes para caracterizar el mantenimiento de estas obras como una de las labores fundamentales en la administración de una red vial. Ello implica una inspección regular y acuciosa para detectar falencias y programar oportunamente las correcciones y mantenimientos necesarios.
Los programas de mantenimiento de puentes deben diseñarse para preservar la inversión en las estructu- ras, así como para proveer niveles constantes de seguridad y comodidad a los usuarios de la vía. El mantenimiento rutinario por lo general alcanza estos objetivos, en tanto que las reparaciones de mayor envergadura deben plantearse
y programarse de acuerdo a la información que se obtiene de las inspecciones regulares.
Existen y se construyen puentes de muchos tipos distintos, algunos de características muy especiales que obligan a ajustar el mantenimiento a una rutina propia o muy particular. En este Volumen del Manual se define el mante- nimiento de las estructuras que más comúnmente se construyen en el país, sin perder de vista que muchas de las reparaciones deben ser especificadas por Ingenieros Especialistas. No obstante, el personal habitual de mantenimiento vial debe estar capacitado para remediar las fallas que no afectan la estabilidad de la obra y cuya reparación prolonga la vida útil de la estructura; así mismo ese personal debe estar capacitado para detectar deterioros y daños que requieran de la participación de especialistas.
En general, los daños de tipo estructural, como grietas y fisuras, que afectan los elementos principales de la obra (vigas, losas, muros, etc.), requieren la participación de especialistas que estudien y definan las causas de la falla y especifiquen su reparación. A su vez, las fallas menores que afectan la serviciabilidad aún cuando no la estabilidad, como las barandas en mal estado, barbacanas obstruidas, apoyos sucios, cauces embancados, corrosión incipiente de elementos metálicos, pavimento con baches, etc., pueden y deben ser reparados por los equipos habituales de mante- nimiento, antes que pasen a comprometer en forma más severa la estructura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario