* Las carreteras principales incluyen las autopistas y las primarias, en tanto que las secundarias comprenden las
colectoras, las locales y las de desarrollo.
Habitualmente las cunetas y demás obras de drenaje de la plataforma del camino, así como los fosos y contrafosos, se diseñan para la intensidad de la precipitación correspondiente a una duración de 10 minutos. En las alcantarillas y obras mayores, las duraciones dependen del tiempo de concentración de la cuenca; de manera que a mayor cuenca mayor tiempo de concentración.
Queda de manifiesto que, salvo que se disponga del estudio hidrológico utilizado para diseñar específicamente las obras del camino, o de uno cercano que pueda utilizarse como referencia, en general no resulta fácil establecer cuando una determinada obra de drenaje se encuentra subdimensionada. Por lo tanto, en estos casos y sólo como una manera de tener una primera aproximación al problema, se recomienda averiguar en la estación meteorológica local cuales fueron las intensidades de precipitación con 10 min de duración ocurridas durante la tormenta que creó el problema, y la correspondiente a la intensidad con 10 años de periodo de retorno. Si la primera no superó la intensidad
de diseño, es conveniente encomendar un estudio hidrológico e hidráulico para definir las modificaciones que deberán
introducirse en la o las obras insuficientes; por el contrario, si la precipitación fue mayor que la de diseño sólo deberá repararse la obra en las mismas condiciones originales.
En caminos que cuentan con un sistema de drenaje adecuado y emplazado en suelos estables, deben realizarse inspecciones revisando exhaustivamente el estado de operación de todos los elementos a lo menos dos veces al año. En zonas donde se presenta una estación lluviosa muy marcada, una de las revisiones debe ejecutarse previendo el tiempo suficiente para que los eventuales trabajos de reparación que resulten necesarios puedan estar terminados antes del inicio de la temporada de precipitaciones.
La revisión del estado en que se encuentra el drenaje debe ser exhaustiva, lo que se puede lograr con la ayuda de un esquema general del drenaje, de preferencia a escala conveniente (la escala 1: 2.500 en el sentido longitudinal
es normalmente adecuada), en que aparezcan todas las obras de drenaje con que cuenta el camino. En él se marcarán, con una determinada simbología, aquéllas que requieren trabajos de conservación, así como las obras adicionales que
se deberían considerar.
Los principales aspectos que se deben verificar en las diversas obras de drenaje y los niveles de severidad que significan para el mantenimiento del camino se muestran en la Tabla 7.204.3B. Los valores que se entregan para caracterizar los niveles de severidad no deben considerarse como imposición absoluta, por el contrario se recomienda verificarlos y ajustarlos a las condiciones específicas de la zona en que se van a aplicar.
Por último, conviene tener en cuenta que el conocimiento de la historia de los problemas que han afectado una ruta es un factor muy valioso para la planificación y gestión del mantenimiento. Por lo tanto, es de la mayor conveniencia mantener un registro actualizado con las fallas y deterioros que se van detectando, de manera que pueda ser consultado
en el momento de formular los programas anuales de mantenimiento. Los sistemas computacionales disponibles, que operan con bases de datos que permiten fácilmente agregar información y muestran gráficamente las características de los caminos, son especialmente adecuados para esos propósitos. El registro histórico descrito es importante no sólo para almacenar información relacionada con el sistema de drenaje, sino que para todos los elementos de los caminos y, muy especialmente, para la información relacionada con la seguridad vial.
colectoras, las locales y las de desarrollo.
Habitualmente las cunetas y demás obras de drenaje de la plataforma del camino, así como los fosos y contrafosos, se diseñan para la intensidad de la precipitación correspondiente a una duración de 10 minutos. En las alcantarillas y obras mayores, las duraciones dependen del tiempo de concentración de la cuenca; de manera que a mayor cuenca mayor tiempo de concentración.
Queda de manifiesto que, salvo que se disponga del estudio hidrológico utilizado para diseñar específicamente las obras del camino, o de uno cercano que pueda utilizarse como referencia, en general no resulta fácil establecer cuando una determinada obra de drenaje se encuentra subdimensionada. Por lo tanto, en estos casos y sólo como una manera de tener una primera aproximación al problema, se recomienda averiguar en la estación meteorológica local cuales fueron las intensidades de precipitación con 10 min de duración ocurridas durante la tormenta que creó el problema, y la correspondiente a la intensidad con 10 años de periodo de retorno. Si la primera no superó la intensidad
de diseño, es conveniente encomendar un estudio hidrológico e hidráulico para definir las modificaciones que deberán
introducirse en la o las obras insuficientes; por el contrario, si la precipitación fue mayor que la de diseño sólo deberá repararse la obra en las mismas condiciones originales.
En caminos que cuentan con un sistema de drenaje adecuado y emplazado en suelos estables, deben realizarse inspecciones revisando exhaustivamente el estado de operación de todos los elementos a lo menos dos veces al año. En zonas donde se presenta una estación lluviosa muy marcada, una de las revisiones debe ejecutarse previendo el tiempo suficiente para que los eventuales trabajos de reparación que resulten necesarios puedan estar terminados antes del inicio de la temporada de precipitaciones.
La revisión del estado en que se encuentra el drenaje debe ser exhaustiva, lo que se puede lograr con la ayuda de un esquema general del drenaje, de preferencia a escala conveniente (la escala 1: 2.500 en el sentido longitudinal
es normalmente adecuada), en que aparezcan todas las obras de drenaje con que cuenta el camino. En él se marcarán, con una determinada simbología, aquéllas que requieren trabajos de conservación, así como las obras adicionales que
se deberían considerar.
Los principales aspectos que se deben verificar en las diversas obras de drenaje y los niveles de severidad que significan para el mantenimiento del camino se muestran en la Tabla 7.204.3B. Los valores que se entregan para caracterizar los niveles de severidad no deben considerarse como imposición absoluta, por el contrario se recomienda verificarlos y ajustarlos a las condiciones específicas de la zona en que se van a aplicar.
Por último, conviene tener en cuenta que el conocimiento de la historia de los problemas que han afectado una ruta es un factor muy valioso para la planificación y gestión del mantenimiento. Por lo tanto, es de la mayor conveniencia mantener un registro actualizado con las fallas y deterioros que se van detectando, de manera que pueda ser consultado
en el momento de formular los programas anuales de mantenimiento. Los sistemas computacionales disponibles, que operan con bases de datos que permiten fácilmente agregar información y muestran gráficamente las características de los caminos, son especialmente adecuados para esos propósitos. El registro histórico descrito es importante no sólo para almacenar información relacionada con el sistema de drenaje, sino que para todos los elementos de los caminos y, muy especialmente, para la información relacionada con la seguridad vial.
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