Cuando se debe trabajar en la calzada por períodos relativamente largos y en carreteras de alto tránsito, donde no conviene reducir en exceso la velocidad de operación, la mejor manera de lograr un área segura para los trabajadores y los vehículos es segregarla, instalando barreras de hormigón portátiles. Estos elementos también deben utilizarse dentro del área de trabajo para separar los flujos de tránsito de sentidos contrarios.
Normalmente se justifica instalar barreras de hormigón para separar las zonas de trabajo en faenas de ensanches de puentes y estructuras, ensanches de pavimentos, en especial cuando ello implica dejar desniveles en el borde, y para separar los flujos de sentidos contrarios en tramos con doble calzada temporalmente sin mediana separadora.
Las barreras de hormigón para separar las zonas de trabajo se utilizan ampliamente en muchos países. Sin embargo, si se disponen en forma inapropiada pueden crear una falsa sensación de seguridad, tanto a los trabajado- res como a los usuarios. Consecuentemente, el diseño, instalación y mantenimiento debe ajustarse a un proceso cuida- doso y específico para esa situación.
La geometría de las barreras portátiles de hormigón es igual a la de las barreras fijas, salvo que disponen de elementos de interconexión entre sí, para asegurar que las piezas individuales trabajen como una unidad continua; también, a veces, las esquinas se achaflanan para permitir su colocación en curvas, aunque ello implica cierta pérdida de resistencia al desplazamiento. Se construyen de hormigón armado, prefabricadas en longitudes entre 2,4 y 9,0 m. El peso varía entre 600 y 750 kg/m, dependiendo de su configuración geométrica y de la cuantía de las enfierraduras. Consecuentemente, cada pieza puede pesar entre 2.000 y 7.500 kg, por lo que para instalarlas y retirarlas se requiere de maquinaria pesada.
El punto más débil de las barreras portátiles es la unión entre las unidades, las que deben incluir un elemento especial de interconexión. Existen muchos tipos de conectores, los que se han ensayado para diferentes condiciones, resultando algunos más aptos que otros para colisiones a altas velocidades; sin embargo, el costo de los más resistentes es bastante alto. Algunos conectores son pasadores de acero que se introducen en argollas, de los que existen de diversas dimensiones, otros son planchas de acero que se apernan por las bases de las unidades, hay también sistemas machihembrados, sistemas en que las unidades se unen por cables tensados, etc.
Las barreras de separación se deben instalar a 0,60 m del borde o línea de separación de la pista de circulación, para minimizar el efecto de restricción lateral que provocan. Dependiendo del tipo de conector que se utilice, el desplazamiento que puede experimentar un sistema de contención de este tipo está comprendido entre prácticamente 0 y hasta 1,5 m. Cuando las condiciones locales no toleran más que un desplazamiento mínimo, las barreras se deben anclar al piso donde se apoyan o se deben asentar en un mortero de hormigón para aumentar substancialmente el roce con el piso. No deben olvidarse las necesidades de drenaje para evitar apozamientos de agua.
Normalmente se justifica instalar barreras de hormigón para separar las zonas de trabajo en faenas de ensanches de puentes y estructuras, ensanches de pavimentos, en especial cuando ello implica dejar desniveles en el borde, y para separar los flujos de sentidos contrarios en tramos con doble calzada temporalmente sin mediana separadora.
Las barreras de hormigón para separar las zonas de trabajo se utilizan ampliamente en muchos países. Sin embargo, si se disponen en forma inapropiada pueden crear una falsa sensación de seguridad, tanto a los trabajado- res como a los usuarios. Consecuentemente, el diseño, instalación y mantenimiento debe ajustarse a un proceso cuida- doso y específico para esa situación.
La geometría de las barreras portátiles de hormigón es igual a la de las barreras fijas, salvo que disponen de elementos de interconexión entre sí, para asegurar que las piezas individuales trabajen como una unidad continua; también, a veces, las esquinas se achaflanan para permitir su colocación en curvas, aunque ello implica cierta pérdida de resistencia al desplazamiento. Se construyen de hormigón armado, prefabricadas en longitudes entre 2,4 y 9,0 m. El peso varía entre 600 y 750 kg/m, dependiendo de su configuración geométrica y de la cuantía de las enfierraduras. Consecuentemente, cada pieza puede pesar entre 2.000 y 7.500 kg, por lo que para instalarlas y retirarlas se requiere de maquinaria pesada.
El punto más débil de las barreras portátiles es la unión entre las unidades, las que deben incluir un elemento especial de interconexión. Existen muchos tipos de conectores, los que se han ensayado para diferentes condiciones, resultando algunos más aptos que otros para colisiones a altas velocidades; sin embargo, el costo de los más resistentes es bastante alto. Algunos conectores son pasadores de acero que se introducen en argollas, de los que existen de diversas dimensiones, otros son planchas de acero que se apernan por las bases de las unidades, hay también sistemas machihembrados, sistemas en que las unidades se unen por cables tensados, etc.
Las barreras de separación se deben instalar a 0,60 m del borde o línea de separación de la pista de circulación, para minimizar el efecto de restricción lateral que provocan. Dependiendo del tipo de conector que se utilice, el desplazamiento que puede experimentar un sistema de contención de este tipo está comprendido entre prácticamente 0 y hasta 1,5 m. Cuando las condiciones locales no toleran más que un desplazamiento mínimo, las barreras se deben anclar al piso donde se apoyan o se deben asentar en un mortero de hormigón para aumentar substancialmente el roce con el piso. No deben olvidarse las necesidades de drenaje para evitar apozamientos de agua.
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