La seguridad vial en su concepción más amplia es un factor que debe estar presente en todas y cada una de las acciones que realiza un sistema de administración del mantenimiento.
La seguridad de los usuarios que circulan por una carretera se encuentra ligada principalmente a tres factores, los que probablemente tienen similar importancia al momento de evaluar los accidentes y, en especial, su severidad. Los factores son: los dispositivos de seguridad con que cuentan los vehículos, la actitud de los conductores y las características del diseño de las carreteras y suficiencia de los dispositivos de seguridad en ella. Dejando de lado los dispositivos de seguridad en los vehículos, cuyo diseño es abordado en el extranjero, quedan aún dos factores sobre los cuales se puede actuar para minimizar la tasa de accidentes. La educación de los conductores, a la que se le ha dado gran énfasis, pero que queda fuera del ámbito de la Dirección de Vialidad, y el diseño integral de la carretera propiamen-
te tal, que cubre aspectos como la geometría, resistencia al deslizamiento de los pavimentos, regulaciones del tránsito, dispositivos de seguridad, señalización y demarcación; elementos todos bajo la tuición de la Dirección de Vialidad.
La siguiente cita, describe perfectamente el espíritu con que deben afrontarse los problemas ligados a la seguridad vial. “El público confía en los dispositivos de control de tránsito para un viaje seguro; de esta manera, el mantenimiento correcto y a tiempo puede ser asunto de vida o muerte. Un semáforo que no funciona correctamente o una señal «Pare» faltante o escondida por la maleza, pueden originar accidentes fatales”
La eficiencia de un sistema de seguridad vial se encuentra ligada a una cantidad tan significativa de situaciones particulares, que resulta muy difícil pretender dar normas aplicables a todas ellas. En el presente Volumen
se entregan criterios generales de diseño y descripciones de objetivos o formas de operar de los diferentes dispositivos;
debiéndose tener presente un buen criterio y la experiencia en el análisis particular en cada caso.
La seguridad se encuentra ligada a todos y cada uno de los elementos que conforman un camino, de
manera que cada vez que se interviene sobre ellos deben considerarse las implicancias de esa acción sobre la seguri- dad vial. Algunos ejemplos de elementos que atentan seriamente contra la seguridad y de cómo a veces con un adecua-
do manejo se pueden disminuir los riesgos son:
- Vegetación que obstruye la visibilidad. Al eliminar la vegetación y otros elementos existentes dentro de la faja vial, debe cuidarse que el despeje lateral sea adecuado para dar una distancia de visibilidad que concuerde con la velo- cidad de diseño del camino.
- Taludes de terraplenes muy pronunciados. Un vehículo que pierde el control y abandona la plataforma del camino, puede encontrarse con un terraplén cuya inclinación es 1 : 1,5 ( V : H ), con probabilidad de volcamiento. Si la inclinación del talud hubiera sido 1:4 (V : H), o más tendido, probablemente se hubiera evitado el volcamiento siendo
un accidente menos grave. Muchas veces con un costo adicional mínimo es posible lograr la situación descrita, en algunos tramos a lo menos.
La seguridad vial tiene tantos aspectos que considerar, que la decisión de colocar un dispositivo de segu- ridad debe ser el resultado de un estudio de ingeniería acabado, basado en dos consideraciones fundamentales; un estudio cuidadoso del terreno y sus condiciones y la implantación de un dispositivo completamente ajustado a patrones
o modelos perfectamente definidos, y que se aplica siempre que se dan condiciones similares, cualquiera sea el lugar o
camino de la red vial.
Por las consideraciones expuestas, el equipo de mantenimiento no sólo debe limitarse a conservar los dispositivos con que se concibió originalmente la obra, sino que debe plantearse una revisión crítica periódica de la suficiencia y calidad del sistema de seguridad de la vía, con miras a complementarlo y/o corregir eventuales defectos. Las modificaciones deben encuadrarse estrictamente dentro del marco definido por la norma o instructivo, aún cuando
se refieran a una situación muy especial.
La revisión del estado y suficiencia del sistema de seguridad debe realizarse durante los intervalos en que
se den las condiciones más desfavorables para la circulación: horas de mayor tránsito, períodos de precipitaciones intensas, durante la noche, etc.
La seguridad de los usuarios que circulan por una carretera se encuentra ligada principalmente a tres factores, los que probablemente tienen similar importancia al momento de evaluar los accidentes y, en especial, su severidad. Los factores son: los dispositivos de seguridad con que cuentan los vehículos, la actitud de los conductores y las características del diseño de las carreteras y suficiencia de los dispositivos de seguridad en ella. Dejando de lado los dispositivos de seguridad en los vehículos, cuyo diseño es abordado en el extranjero, quedan aún dos factores sobre los cuales se puede actuar para minimizar la tasa de accidentes. La educación de los conductores, a la que se le ha dado gran énfasis, pero que queda fuera del ámbito de la Dirección de Vialidad, y el diseño integral de la carretera propiamen-
te tal, que cubre aspectos como la geometría, resistencia al deslizamiento de los pavimentos, regulaciones del tránsito, dispositivos de seguridad, señalización y demarcación; elementos todos bajo la tuición de la Dirección de Vialidad.
La siguiente cita, describe perfectamente el espíritu con que deben afrontarse los problemas ligados a la seguridad vial. “El público confía en los dispositivos de control de tránsito para un viaje seguro; de esta manera, el mantenimiento correcto y a tiempo puede ser asunto de vida o muerte. Un semáforo que no funciona correctamente o una señal «Pare» faltante o escondida por la maleza, pueden originar accidentes fatales”
La eficiencia de un sistema de seguridad vial se encuentra ligada a una cantidad tan significativa de situaciones particulares, que resulta muy difícil pretender dar normas aplicables a todas ellas. En el presente Volumen
se entregan criterios generales de diseño y descripciones de objetivos o formas de operar de los diferentes dispositivos;
debiéndose tener presente un buen criterio y la experiencia en el análisis particular en cada caso.
La seguridad se encuentra ligada a todos y cada uno de los elementos que conforman un camino, de
manera que cada vez que se interviene sobre ellos deben considerarse las implicancias de esa acción sobre la seguri- dad vial. Algunos ejemplos de elementos que atentan seriamente contra la seguridad y de cómo a veces con un adecua-
do manejo se pueden disminuir los riesgos son:
- Vegetación que obstruye la visibilidad. Al eliminar la vegetación y otros elementos existentes dentro de la faja vial, debe cuidarse que el despeje lateral sea adecuado para dar una distancia de visibilidad que concuerde con la velo- cidad de diseño del camino.
- Taludes de terraplenes muy pronunciados. Un vehículo que pierde el control y abandona la plataforma del camino, puede encontrarse con un terraplén cuya inclinación es 1 : 1,5 ( V : H ), con probabilidad de volcamiento. Si la inclinación del talud hubiera sido 1:4 (V : H), o más tendido, probablemente se hubiera evitado el volcamiento siendo
un accidente menos grave. Muchas veces con un costo adicional mínimo es posible lograr la situación descrita, en algunos tramos a lo menos.
- Carpetas granulares con cordones de material suelto.
- Bermas desniveladas o en mal estado; aún cuando el desnivel máximo aceptable es una función de la velocidad se puede aceptar que, sin atentar seriamente contra la seguridad, éste no debe ser superior a 50 mm.
- Angostamientos de la calzada producidos por alcantarillas cortas y por muros de boca cercanos a las pistas de circulación.
- Las postaciones y canales de regadío localizados a los costados y a poca distancia del borde de la calzada.
- Las postaciones de iluminación que se emplazan en las medianas, en especial si éstas tienen menos de 6 m de ancho.
- Desniveles en el borde exterior de la plataforma, originados por erosiones o por acciones de los peatones que habitualmente cruzan el camino en un punto determinado.
- Barreras metálicas de seguridad poco adecuadas al tipo de tránsito que circula, de longitud inapropiada y/o sin dispositivos terminales adecuados.
- Accesos al camino que no disponen de una visibilidad adecuada.
- En general, la existencia de instalaciones que constituyen puntos duros.
La seguridad vial tiene tantos aspectos que considerar, que la decisión de colocar un dispositivo de segu- ridad debe ser el resultado de un estudio de ingeniería acabado, basado en dos consideraciones fundamentales; un estudio cuidadoso del terreno y sus condiciones y la implantación de un dispositivo completamente ajustado a patrones
o modelos perfectamente definidos, y que se aplica siempre que se dan condiciones similares, cualquiera sea el lugar o
camino de la red vial.
Por las consideraciones expuestas, el equipo de mantenimiento no sólo debe limitarse a conservar los dispositivos con que se concibió originalmente la obra, sino que debe plantearse una revisión crítica periódica de la suficiencia y calidad del sistema de seguridad de la vía, con miras a complementarlo y/o corregir eventuales defectos. Las modificaciones deben encuadrarse estrictamente dentro del marco definido por la norma o instructivo, aún cuando
se refieran a una situación muy especial.
La revisión del estado y suficiencia del sistema de seguridad debe realizarse durante los intervalos en que
se den las condiciones más desfavorables para la circulación: horas de mayor tránsito, períodos de precipitaciones intensas, durante la noche, etc.
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