. Los suelos, y muy especialmente los que clasifican como suelos finos (más del 35% en peso pasa el tamiz de 0,08 mm, según clasificación AASHTO), absorben humedad. Cuando la temperatura desciende bajo el punto de congelación se transforma en hielo, cuyo mayor volumen ocupa los espa- cios entre partículas, desplazando al aire y a las propias partículas si el volumen ocupado por el aire no es suficiente. Una vez que la temperatura sube por sobre el punto de congelación, la mayor separación entre partículas se manifiesta como una disminución notoria del nivel de densidad del suelo y, consecuentemente, se transforma en una pérdida de la capacidad de soporte.
Según algunos estudios de mecánica de suelos, el fenómeno descrito se daría en un suelo de granulometría uniforme cuando más del 10% en peso es menor que 0,02 mm, y cuando más del 3% en peso es menor que 0,02 mm en uno bien graduado.
Es muy importante para el diseño de las carpetas de rodadura y, posteriormente, para minimizar los pro- blemas de mantenimiento, conocer, con la mayor precisión posible, la profundidad bajo la superficie del terreno hasta donde alcanzan las temperaturas bajo el punto de congelamiento en una determinada zona. La profundidad que alcanza esta “línea de congelación” depende de factores tales como la temperatura del aire, el tiempo en que la temperatura se mantiene bajo 0 C y de la conductancia calórica del suelo.
Aún cuando existen sistemas teórico - empíricos que permiten estimar la profundidad de la línea de congelamiento, un excelente aporte a la calidad de los diseños es determinar, en la práctica, la profundidad que alcanza
el fenómeno en diferentes lugares de una región más o menos extensa. Para ello basta con excavar un pozo en un lugar
donde existan suelos finos y medir cuidadosamente hasta donde se detecta el suelo congelado; una estadística de este tipo, integrada por antecedentes recogidos en un periodo de 10 años consecutivos, es la mejor estimación que se puede obtener para este parámetro, y redunda en significativas economías tanto para los diseño como en el mantenimiento de los caminos.
Según algunos estudios de mecánica de suelos, el fenómeno descrito se daría en un suelo de granulometría uniforme cuando más del 10% en peso es menor que 0,02 mm, y cuando más del 3% en peso es menor que 0,02 mm en uno bien graduado.
Es muy importante para el diseño de las carpetas de rodadura y, posteriormente, para minimizar los pro- blemas de mantenimiento, conocer, con la mayor precisión posible, la profundidad bajo la superficie del terreno hasta donde alcanzan las temperaturas bajo el punto de congelamiento en una determinada zona. La profundidad que alcanza esta “línea de congelación” depende de factores tales como la temperatura del aire, el tiempo en que la temperatura se mantiene bajo 0 C y de la conductancia calórica del suelo.
Aún cuando existen sistemas teórico - empíricos que permiten estimar la profundidad de la línea de congelamiento, un excelente aporte a la calidad de los diseños es determinar, en la práctica, la profundidad que alcanza
el fenómeno en diferentes lugares de una región más o menos extensa. Para ello basta con excavar un pozo en un lugar
donde existan suelos finos y medir cuidadosamente hasta donde se detecta el suelo congelado; una estadística de este tipo, integrada por antecedentes recogidos en un periodo de 10 años consecutivos, es la mejor estimación que se puede obtener para este parámetro, y redunda en significativas economías tanto para los diseño como en el mantenimiento de los caminos.
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