Este tipo de revestimiento, que habitualmente tiene exigencias de tipo arquitectónico, alcanza normalmente una altura de 2.50 m y se extiende a lo largo de los muros de hormigón que aseguran la estabilidad definitiva de la roca; su principal objetivo es colaborar con una mejor luminosidad en el túnel y, por lo tanto, resulta indispensable que se encuentre permanentemente limpio.
Por consideraciones relativas a la seguridad del personal de mantenimiento y de los usuarios, es conveniente que el lavado de estos elementos se ejecute por medios mecánicos, utilizando una solución de agua con detergente que se lanza mediante chorros a presión, seguido de un escobillado mecánico. Antes de lavar, no debe olvidarse proteger los elementos de toma de muestras del aire, pues si no se procede así será necesario cambiar sus filtros después de cada lavado.
Se recomienda lavar los revestimientos con una periodicidad mínima cada 60.000 vehículos y como máximo cada tres meses.
Un papel similar al revestimiento recién descrito cumple el cielo del túnel (bóveda o losa); se recomienda lavar este elemento con una periodicidad mínima cada 2.000.000 de vehículos o una vez al año.
Por consideraciones relativas a la seguridad del personal de mantenimiento y de los usuarios, es conveniente que el lavado de estos elementos se ejecute por medios mecánicos, utilizando una solución de agua con detergente que se lanza mediante chorros a presión, seguido de un escobillado mecánico. Antes de lavar, no debe olvidarse proteger los elementos de toma de muestras del aire, pues si no se procede así será necesario cambiar sus filtros después de cada lavado.
Se recomienda lavar los revestimientos con una periodicidad mínima cada 60.000 vehículos y como máximo cada tres meses.
Un papel similar al revestimiento recién descrito cumple el cielo del túnel (bóveda o losa); se recomienda lavar este elemento con una periodicidad mínima cada 2.000.000 de vehículos o una vez al año.
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