lunes, 13 de julio de 2009

Barreras Metálicas de Seguridad: Características de las barreras

Las barreras metálicas de seguridad, o defensas camineras, son uno de los varios sistemas de contención de vehículos que suelen instalarse en los caminos. Están compuestas básicamente por tres elementos; la cinta metálica (baranda de contención), los postes de sujeción y los separadores. Las definiciones y características de las barreras metálicas de seguridad se encuentran tanto en los documentos de la Dirección de Vialidad como en la norma Nch 2032/2 -1999.

Las barreras, al igual que todas las de su tipo, funcionan adecuadamente sólo si están conformadas por, a lo menos, los tres elementos ya señalados: postes, separadores y barandas de contención. Los postes están destinados a mantener la altura de la baranda de contención, absorber energía, doblándose en sentido normal a la carretera y soportar las tracciones inducidas por la baranda sin experimentar desplazamientos excesivos. La distancia entre postes define el ángulo de reinserción que experimenta el vehículo; entre más cercanos se encuentren menor será el ángulo de rebote, es decir, el vehículo se reinsertará según una trayectoria más paralela a la línea de contención (en la mayoría de los países la separación entre postes es de unos 2 m).



Los separadores, que se colocan entre el poste y la baranda, son indispensables para minimizar la severidad del accidente. Cuando la baranda está en contacto directo con el poste, la rueda delantera del vehículo tiende a « engancharse « en él, provocando que gire sobre sí mismo. También tienen por objetivo disminuir el riesgo que el vehículo salte sobre la barrera, puesto que mantienen la baranda a una altura más o menos constante mien- tras el poste se deforma.

Las barandas de doble onda, que deben su forma a que están destinadas a contribuir al guiado del vehículo, se instalan en forma simple o doble, a una altura muy precisa sobre el suelo. Con el impacto se deforman transversal y horizontalmente, por lo que son suficientemente rígidas como para repartir la deformación longitudinal distribuyendo la energía entre varios postes. Las barandas de triple onda cumplen el mismo papel que las de doble onda, pero están concebidas para contener vehículos de mayor envergadura.

La secciones terminales de las barreras son muy peligrosas ya que, si no disponen de algún elemento amortiguador, al ser impactadas puede que la baranda penetre al interior del vehículo o que genere una detención muy brusca. Consecuentemente, el comienzo y final de una barrera de contención debe tratarse muy especialmente;
no deben utilizarse piezas terminales en forma de espolón o cola de pez. Las opciones son, según el orden de
prioridad que se indican, las siguientes:

- Instalar un dispositivo especialmente diseñado para amortiguar el impacto, que genéricamente se denomina “amor tiguador de impacto”.

- Terminar la barrera bajando paulatinamente su altura, hasta dejarla enterrada y empotrada bajo el suelo. Debe considerarse que esta solución presenta el inconveniente que cuando queda frente al flujo, tiende a volcar el vehículo que la impacta.

En general, todas las barreras de seguridad metálicas cumplen la función para la cual fueron diseñadas siempre que se encuentren instaladas en la forma prescrita. Ello incluye lo siguiente:

- La altura del centro de la onda de baranda debe encontrarse exactamente a la altura especificada sobre el piso.

- Debe disponer por detrás de un espacio despejado (ancho de trabajo), suficiente para que el vehículo, que la acompaña en la deformación, no incurra en peligros adicionales. Por los resultados de las pruebas que se han realizado, el espacio detrás de la línea de contención y donde no deben existir obstáculos debería tener como mínimo 1,0 m.


Las consideraciones expuestas implican que, por ejemplo, en terraplenes la línea de las barreras debe encontrarse, como mínimo, 1,0 m más adentro del borde superior; no se está protegiendo al usuario cuando se coloca una barrera por delante de un obstáculo a una distancia menor que la deformación que experimenta con el impacto; no se deben instalar empotrando directamente los postes en el hormigón de las estructuras (muros de sostenimiento, alcantarillas, etc.), y que conviene colocar los postes mediante procedimientos de hincado y no empotrados en excavaciones rellenas con hormigón.

Por la forma en que funcionan, deben instalarse paralelas a la dirección del tránsito y tener una longitud mínima que asegure que redireccionarán adecuadamente el vehículo y que absorberán suficiente energía para minimizar los daños a las personas que van en su interior.

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