jueves, 29 de enero de 2009

CARPETAS GRANULARES DE RODADURA: Medidas Correctivas

La elección de las medidas correctivas adecuadas para subsanar las fallas sólo puede lograrse conociendo el mecanismo que las origina.

Las pérdidas de materiales, finos y gruesos, así como la tendencia a ahuellarse en los términos descritos antes resultan inevitables; sólo pueden tomarse medidas para disminuir la rapidez con que se producen. La construcción de la carpeta con materiales bien graduados, con buena traba mecánica y perfilando y compactando con frecuencia, son medidas que van en la dirección correcta.

Las erosiones superficiales son típicamente un problema de fallas en el drenaje. Se originan normalmente porque el camino no dispone de cunetas de capacidad suficiente, o se encuentran obstruidas, o los cambios bruscos de pendiente que se originan en la parte alta de los peraltes hacen que el agua se desvíe, atravesando la calzada. Lo anterior indica que se debe tener especial cuidado en la limpieza y diseño apropiado de las cunetas y sus descargas.

Las ondulaciones o calamina tienen su origen en un movimiento plástico de los suelos que conforman la superficie, causado por las ruedas de los vehículos. El fenómeno puede deberse a varias razones pero, con mayor frecuencia, se produce en carpetas conformadas por partículas de tamaño relativamente grande ligadas con un suelo fino y sin o con pocos tamaños intermedios, es decir, suelos que tienen una granulometría discontinua.

Los baches los origina el tránsito, en especial cuando la subrasante es débil, de manera que se producen con mayor frecuencia en caminos de alto tránsito y subrasante de bajo soporte. La debilidad de la subrasante puede deberse a un mal drenaje que implica la saturación del suelo. Cuando el problema se hace agudo debe estudiarse mejorar el drenaje y/o reforzar la capa de rodadura, agregando un espesor adicional o bien, si el volumen de tránsito lo justifica, analizar la estabilización con un producto químico o la colocación de algún tipo de pavimento.

Los puntos blandos atentan decisivamente contra la serviciabilidad de la ruta, de manera que su solución debe ser prioritaria y estar destinada a controlar completamente el problema que los origina. Para ello se debe investigar
el sistema de drenaje existente (determinar si corresponde a un área baja del terreno que carece de drenaje o existe una napa subterránea aflorando), las características del suelo hasta por lo menos 1,5 m por debajo de la subrasante, las
características de la capa de rodado y los bombeos tanto de la subrasante como de la propia carpeta.

Cuando una grava se coloca sobre una subrasante constituida por suelos finos blandos debe esperarse que parte de ella penetre en el suelo, de manera que el espesor efectivo resultante puede ser significativamente inferior al presupuestado. La mayor parte de la penetración ocurre inmediatamente después de construida la carpeta, pero el fenómeno puede continuar en forma menos intensa por mucho tiempo debido a las cargas que impone el tránsito. Donde esta situación sea la causante de un rápido deterioro del camino, la solución debe estudiarse de manera de aumentar el espesor de la capa de rodadura o, incluso, colocar una tela tipo geotextil como refuerzo. Si se opta por esta última solución, debe prestarse especial cuidado en las características y espesor del material que recubrirá la tela, pues un diseño erróneo puede causar roturas y/o ahuellamiento en la superficie.

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