Las más recientes investigaciones han demostrado que en los pavimentos las intervenciones que dan los mejores resultados son las que se aplican oportunamente, utilizando las técnicas adecuadas al tipo y características de las fallas que se requiere remediar. Ello define dos conceptos importantes, sin los cuales resulta muy difícil acercarse al objetivo de optimizar las inversiones, y que son: la oportunidad en que se interviene y la técnica que se utiliza.
Cada una de las técnicas de mantenimiento tiene su mejor rendimiento cuando se aplica en tanto el pavimento presente un nivel de deterioro comprendido dentro de un rango definido. La misma técnica aplicada cuando la severidad de la falla la deja fuera del rango óptimo, dará resultados mucho menos eficientes.
La intervención dentro de un rango de deterioro definido se traduce en que, por ejemplo, cuando el deterioro que presenta una junta en un pavimento de hormigón afecta a menos del tercio superior de la losa, ésta se puede reparar con la técnica conocida como reparación de espesor parcial. Sin embargo, si esa técnica se aplica cuando el deterioro ha alcanzado la mitad del espesor de la losa, seguramente habrá una respuesta menos satisfac- toria, esto porque se está disminuyendo la superficie de contacto entre las caras, necesaria para el traspaso de cargas entre losas. En este último caso la intervención debería haber considerado, además, un mejoramiento de las condiciones de traspaso de cargas en la junta.
En forma similar, para un pavimento asfáltico que presenta un agrietamiento de severidad baja o media, normalmente alguno de los tipos de sellos es la solución adecuada. Sin embargo, si se deja pasar en ese estado una temporada de intensas precipitaciones, posiblemente el agua penetrará hasta la base y subrasante, originando fallas que sólo pueden subsanarse con una reparación en todo el espesor si el área afectada es reducida, o median-
te una reposición completa del pavimento, si ella es considerable.
El proceso de deterioro que experimentan los pavimentos está ligado a una cantidad muy significativa de factores, algunos de los cuales pueden ser más o menos independientes de la ubicación de la obra, pero otros están fuertemente relacionados con las condiciones locales, tales como las características de los suelos, la intensi- dad y distribución de las precipitaciones, las diferencias térmicas entre el día y la noche y entre invierno y verano, etc. Por ello resulta muchas veces inconveniente adoptar experiencias foráneas sin una verificación previa, que asegure que son adecuadas para las condiciones locales. Esta circunstancia hace recomendable tomar con cautela las recomendaciones para situaciones precisas que emanen de estudios realizados en el extranjero. Lo óptimo es aprovechar el desarrollo conceptual y técnico foráneo y adaptarlo a las condiciones locales.
Cada una de las técnicas de mantenimiento tiene su mejor rendimiento cuando se aplica en tanto el pavimento presente un nivel de deterioro comprendido dentro de un rango definido. La misma técnica aplicada cuando la severidad de la falla la deja fuera del rango óptimo, dará resultados mucho menos eficientes.
La intervención dentro de un rango de deterioro definido se traduce en que, por ejemplo, cuando el deterioro que presenta una junta en un pavimento de hormigón afecta a menos del tercio superior de la losa, ésta se puede reparar con la técnica conocida como reparación de espesor parcial. Sin embargo, si esa técnica se aplica cuando el deterioro ha alcanzado la mitad del espesor de la losa, seguramente habrá una respuesta menos satisfac- toria, esto porque se está disminuyendo la superficie de contacto entre las caras, necesaria para el traspaso de cargas entre losas. En este último caso la intervención debería haber considerado, además, un mejoramiento de las condiciones de traspaso de cargas en la junta.
En forma similar, para un pavimento asfáltico que presenta un agrietamiento de severidad baja o media, normalmente alguno de los tipos de sellos es la solución adecuada. Sin embargo, si se deja pasar en ese estado una temporada de intensas precipitaciones, posiblemente el agua penetrará hasta la base y subrasante, originando fallas que sólo pueden subsanarse con una reparación en todo el espesor si el área afectada es reducida, o median-
te una reposición completa del pavimento, si ella es considerable.
El proceso de deterioro que experimentan los pavimentos está ligado a una cantidad muy significativa de factores, algunos de los cuales pueden ser más o menos independientes de la ubicación de la obra, pero otros están fuertemente relacionados con las condiciones locales, tales como las características de los suelos, la intensi- dad y distribución de las precipitaciones, las diferencias térmicas entre el día y la noche y entre invierno y verano, etc. Por ello resulta muchas veces inconveniente adoptar experiencias foráneas sin una verificación previa, que asegure que son adecuadas para las condiciones locales. Esta circunstancia hace recomendable tomar con cautela las recomendaciones para situaciones precisas que emanen de estudios realizados en el extranjero. Lo óptimo es aprovechar el desarrollo conceptual y técnico foráneo y adaptarlo a las condiciones locales.
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