lunes, 7 de julio de 2008

Alcantarillas rígidas

Se consideran alcantarillas rígidas, los tubos de hormigón, simple y armado y los cajones de hormigón armado. Al igual que los conductos flexibles, estos también experimentan las dos formas de deterioros: los que afectan la estructura y los que afectan el material.

El deterioro de tipo estructural se manifiesta en roturas y grietas que, en el caso de las obras construi- das con hormigón simple, pueden significar el colapso completo del conducto. Una falla estructural importante se suele producir cuando una de estas alcantarillas se instala en una sección mixta, parte en terraplén y parte en corte, sin tomar en consideración los efectos de las grandes diferencias de rigideces de los suelos de la fundación; normal- mente aparece una grieta importante en todo el perímetro, en la posición de la zona de transición de corte a terra- plén.

Los deterioros del material se presentan como una desintegración de cierto espesor del hormigón que disminuye la capacidad estructural de la obra, con oxidación de las armaduras en el caso del hormigón armado.

Cuando corresponda reemplazar una alcantarilla rígida, en especial si es de hormigón simple, cuya capacidad para soportar las cargas a que se verá sometida es normalmente desconocida, es recomendable siempre utilizar la denominada instalación en zanja, tal como se muestra en la Lámina 3.703.401A del Volumen N 3 del Manual, Edición Enero de 1981. En este tipo de instalación, entre más estrecha es la zanja en relación al diámetro
del tubo, menor será la carga que el suelo trasmitirá al conducto.

La limpieza y los procedimientos para evitar socavaciones no difieren de lo señalado para los tubos de láminas corrugadas; por su parte la reparación de deterioros en el hormigón armado debe referirse a lo que se señala en la Operación 7.307.11, Reparación de Grietas y en la 7.307.12, Reparación de Hormigón con Armaduras Corroídas.

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